![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAcsdwNdyqBiMCCtDDtjSoIsPXkkjbLbkQm5qps8vNida1nzZBlCTdy4fPQDkiy-7xfSkxoR_nymUcHIYYzxxhr-Orj3_PnnlK5KYbBF05NCEp787mxcjL9-Q8TZK2wDCPh4W2919gGJGf/s0/meme1462847736gen.jpg)
Los años
noventa serán recordados como un antes y un después en el Perú. Un país que iba
a la deriva eligió a un desconocido candidato, pues de alguna forma los
partidos políticos se taparon los ojos a una nueva realidad.
Han pasado
30 años y aquel candidato está preso. Justo o no, solo Dios lo sabe. Personaje
que genera amores y odios.
Un 8 de
agosto de 1990, el Perú no era un país económicamente estable. La decisión
política para enrumbar con los famosos “shock” fue demoledor en su momento.
Sin
embargo, para quienes realmente vivieron esa época, miles de peruanos aprendieron
a trabajar, a emprender, hacer negocios y a edificar su futuro en base a un
objetivo de mejorar su calidad de vida. No obstante, es cierto que todo se forjó
con demasiada informalidad y eso tiene consecuencias.
La frase
que quedó perennizada: “que Dios nos ayude”, tranquilamente es aplicable 30
años después